Me levanto y me asomo por la ventana. Enfrente queda un jardín con unos
rosales agraciados con el rocío y sus preciosas rosas rojas. A la izquierda, la
Caja de Ahorros. Si alzo la vista al frente, veo la calle bordeada por casas y
corrales que van a dar a la vivienda de la señora Azucena. A la derecha veo
el bar Mitos y, si pongo la vista más lejos, veo el corral de Don Manuel,
donde todas las mañanas les echa a sus queridos y hermosos caballos.
rosales agraciados con el rocío y sus preciosas rosas rojas. A la izquierda, la
Caja de Ahorros. Si alzo la vista al frente, veo la calle bordeada por casas y
corrales que van a dar a la vivienda de la señora Azucena. A la derecha veo
el bar Mitos y, si pongo la vista más lejos, veo el corral de Don Manuel,
donde todas las mañanas les echa a sus queridos y hermosos caballos.
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