Bienvenidos a esta lección de escritura

Abrimos este blog , que es una puerta a vuestras inquietudes. Hay que leer mucho y escribir y echarle todo el cuento del mundo. Abrid todas las ventanas. A vuestra edad la imaginación tiene las alas más largas.

jueves, 21 de marzo de 2013

ESTE BLOG QUEDA CERRADO A TODA PERSONA AJENA AL I.E.S GARCÍA BERNALT DEBIDO FALLECIMIENTO DEL PROFESOR QUE ADMINISTRAVA EL BLOG: DON CRISTOBAL.

 

domingo, 20 de marzo de 2011

Traición

Abrió la puerta del bar. La luz en su interior casi la deslumbró y el sonido de tantas personas hablando a la vez  le resultó extraño, comparándolo con el silencio de la calle que la había traído hasta allí.Dejó que el calor penetrase en su piel, olvidándose así de la sensación de tenerlo todo entumecido a causa del frío de la noche.No tardó en encontrarle, al fondo del todo, sentado en una mesa de la esquina, con un vaso de licor y la mirada perdida.Se acercó a él y le sonrió a modo de saludo.Él también la miró.Era la primera vez que lo veía en mucho tiempo. Parecía tan lejano el recuerdo, que se preguntaba si había hecho bien volviendo a quedar con él, ahora que veía ese brillo salvaje en su mirada, que seguía todos y cada uno de sus movimientos.
-Siento llegar tarde-se excusó- no encontraba este sitio.
Él simplemente asintió, ella se encontró un tanto confusa.¿Cuál se suponía que era su plan?  ¿No abrir la boca en toda la noche?¿Limitarse a afirmar o mirarme haciéndome sentir tan incómoda como hasta ahora?Si es así, no tardaré en marcharme, pensó ella.Sin embargo, él enseguida llamó al camarero.
-¿Qué tomarás, querida?-le preguntó.
A pesar del calor del bar, no podía permitirse pensar en una bebida fría.
-Nada de momento, gracias.
-Oh, vamos, ¿de verdad que no?Será la mejor forma de que entres en calor-insistió.
Acabó accediendo a tomar una copa y, en cuanto el camarero se hubo ido, él comenzó con el temido tema de charla:
-Ha pasado mucho tiempo-comentó. Ella se sorprendió de que pensasen lo mismo, normalmente no era así.-Pero dime, ¿no lamentas haberte...escapado?
-¿Escapado?Yo no me escapé, simplemente me fui porque no te soportaba, pero no soy de tu propiedad, así que no me he escapado -dijo- procurando no gritar de enfado.
-Yo no digo que seas de mi propiedad, solo digo que eres mi mujer, y cuando una esposa se marcha de casa siempre es por algún motivo y, por tanto, algún motivo tiene que haberte hecho volver.
-Así es-dijo sonriendo con ironía-.Vengo a comunicarte que he solicitado el divorcio y que mañana mismo cambiaré la herencia , y no hace falta que actúes como si te importara porque los dos sabemos que lo nuestro es un matrimonio de conveniencia, firmado entre familias ricas a las que solo les importa el estatus social.
No dijo nada, trajeron el vaso de ella y, mientras bebía, él se derrumbó llorando, lo que hizo que ella se atragantase de la sorpresa y vertiese un poco de licor en la falda.
-¡Mierda!-exclamó tratando de limpiarse. ¿Qué diablos te pasa?
-Ya sabes el momento que pasa mi familia. ¿Cómo puedes hacerme esto ahora?-exclamó.
-¡No es culpa mía que tu familia esté en bancarrota!-le espetó-hablaremos fuera, voy al baño a limpiarme la mancha de licor.
Él asintió sin dejar de llorar; sin embargo, en cuanto ella se hubo ido, se levantó y sacó de su bolsillo un frasquito con líquido verde , lo echó en la copa de ella y lo removió.En cuanto ella volvió y apuró su copa, los dos se marcharon, dejando atrás la calidez del bar para que una noche cerrada los recibiera fuera.Doce campanas sonaron, indicando la media noche, un ladrido de perro sonó marcando la noche como espeluznante.Los dos se apresuraron y ni siquiera se atrevieron a hablar, a pesar de lo prometido en el bar.
De repente, ella tropezó de la prisa que llevaban, y cayó al suelo estrepitosamente.
-¿Estás bien?-preguntó él.
-Sí, parece que tropecé con una roca-sonrió ella, sin embargo,no duró mucho su sonrisa, pues pronto sintió cómo le faltaba el aire en los pulmones y cómo la sangre comenzaba a borbotear de su boca.Y al ver que él no la socorría, que sólo sonreía y se marchaba, comprendió que lo extraño que había advertido en su copa al volver del baño no era otra cosa que un veneno que había sentenciado su final.Y lo comprendió todo: la insistencia en la bebida, el supuesto accidente del licor para que ella se marchase al baño..No habían sido más que piezas de un plan para acabar con ella y heredar antes de que fuese demasiado tarde."Traidor" fue su último pensamiento.

jueves, 24 de febrero de 2011

"Extraña paz interior"

La mujer y el hombre caminaban por las oscuras calles de Berlín, cogidos de la mano y sonrientes, sin conocimiento alguno de la sombra que les observaba a lo lejos entre las calles.

A medida que se aproximaban al centro de la ciudad, la luz parecía ir cobrando vida entre la gris noche, hasta iluminar el respetado restaurante al que se dirigían, alumbrado ahora por una luz cálida con tonos rojizos. La sombra seguía observando, intentando calmar su furia hacia la mujer que era su esposa y hacia el hombre con quien le engañaba.

La sombra ya había sospechado con mucha anterioridad, pero al sorprenderse a sí mismo pensando tal cosa se lo reprochó hasta olvidarlo. Hasta aquella misma noche.

Su mujer, con un abrigo de piel y aguardando en la puerta, le dijo que se iba a ver a la señora Smoot, que, según ella, había recaído en su visiblemente superada meningitis. Cuando la puerta se cerró, a la sombra no le quedó ninguna duda.

¿Por qué?¿Acaso no creía en la palabra de su mujer? No. Lo que ocurría era que él ya había visto a la señora Smoot en el mercado.Él, como gentil caballero, le preguntó por su enfermedad y ésta respondió que Dios le había concedido una segunda oportunidad. La sombra cogió su chaqueta y pistola, y comenzó a seguirla.

Y ahí estaba, camuflado entre los arbustos, espiando.Al salir su mujer y el hombre, y al ver que éste se quedaba solo por la partida de su esposa, no pudo reprimir más su ira, y al cruzar el señor una esquina, no lo dudó ni un segundo al descargar una a una todas las balas posibles. Cuando cayó al suelo, se giró y se dirigió de nuevo a su casa, empapado de una extraña paz interior.

domingo, 6 de febrero de 2011

Instrucciones para copiar en un examen

 CHULETAS
1. Lo primero  es coger un trozo de papel muy pequeño y usar la letra más diminuta que tengas.
Realizarás un pequeño esquema  de la materia objeto del examen.

2. Al llegar a clase, lo colocas en una parte que no sea visible para el profesor. Es mejor que la chuleta tengo un solo color y que no destaque mucho .
Si  se te cae no te preocupes; solo tienes que alcanzarla con el pie y atraparla.

3. Al terminar el examen, esperas a que el mogollón de gente se agrupe en la mesa del profesor, la sacas y te la metes en el bolsillo o en la mochila.

OTROS PROCEDIMIENTOS:
Si no quieres una chuleta, puedes apuntártelo en la mesa ( con lápiz por supuesto ) y en pequeñito, preferiblemente en una esquina. Al terminar lo borras con el dedo  y aquí no ha pasado nada.

 Si  quieres apuntarte la materia en otra parte del cuerpo, como en los dedos o debajo del reloj... es cosa tuya . Ahí te pillan seguro o no puedes copiar...

miércoles, 19 de enero de 2011

¿HAY ALGUIEN AHÍ?

Cuando abrí los ojos, ya se asomaba el sol por el horizonte. Bajé la mirada hasta mi mano y vi la botella de whisky, casi vacía. La piedra deformada se clavaba en mi espalda. Me levanté con cuidado, todavía quizás un poco atemorizado por los gritos de anoche. Fui andando poco a poco hacia la salida, saludando de pasada al segundo vigilante.

Andaba a trompicones, quizás porque me acababa de levantar o  porque los efectos del alcohol seguían haciendo mella en mí.

Llegué a la cuidad, un mundo tan distinto del que estaba acostumbrado en el cementerio, que los sonidos se me hacían más altos y los colores más vivos.

Llegué a un paso de cebra y, mientras lo cruzaba, un vehículo a gran velocidad me arrolló. Oí gritos de personas y sentí cómo la sangre caía de mi cabeza, trazando una línea hasta mi labio inferior y, pausadamente, fui cerrando los ojos mientras lo último que veía era personas acercándose preocupadamente a mí.

Abro los ojos, pero aún así sólo veo oscuridad. Oígo el tintineo de unas gotas al caer, con un ritmo casi hipnótico ¿Dónde estoy? Toco a ciegas lo que está a mi alrededor; debajo de mí, una tela fina; a mis costados y encima de mí, madera.

Noto la humedad en el ambiente, esa humedad a la que me he acostumbrado, la humedad del cementerio. Comienzo a hiperventilar y a sudar. Entonces, lo comprendo: me han enterrado. Vivo. Bajo tierra. Poco a poco empiezo a emitir un grito, hasta que llega a ser una llamada de auxilio y empiezo a sacudir todo lo que se encuentra en mi camino.

Golpeo con los puños, con los pies e incluso con la cabeza. Lo intento todo para salir de aquí. Paro un momento y escucho a otros, que, como yo, desesperados, gritan y gritan sin parar.¿Hay alguien ahí? Pero no contesta nadie. Así que empiezo otra vez a golpear y a gritar hasta que...


TENGO MIEDO

Y yo sigo bebiendo otro trago que me ayude a pasar las interminables horas que quedan hasta que amanezca y estos pobres infelices se callen. Solo llevo tres noches trabajando en este tenebroso cementerio, ya que Samuel, el guarda anterior, apareció muerto una mañana y nadie sabe qué ocurrió.

Algunas gentes del lugar dicen que Samuel comentaba que en las noches de luna llena los muertos se levantaban de sus lechos y vagabundeaban por el cementerio y se oían grandes carcajadas que retumbaban por todas partes.

Ahora oigo unos ruidos extraños como si se arrastraran cadenas. Me asomo fuera, pero hay una intensa niebla que no me deja ver nada. Tengo miedo de que me pueda ocurrir algo a mí también. A lo lejos oigo los aullidos de los lobos más fuertes que nunca.

Tal vez barrunten la muerte de alguien, acaso la mía...

miércoles, 22 de diciembre de 2010

TAN SOLO ESPERO

Nos encontrábamos él y yo. Notaba cómo la adrenalina circulaba por todo mi cuerpo, acelerándose también el ritmo cardíaco y la respiración. Escuchaba a los chicos de ambas bandas, incitándonos a pelear entre nosotros. Veía cómo se movía de un lado a otro, intentando percibir algún punto flaco en mi cuerpo. Estaba asustado. No entiendo cómo he llegado aquí.

Hace algunos años, Hugh y yo éramos buenos amigos. Íbamos juntos a la escuela, a veces quedábamos en casa de uno u otro; lo pasábamos bien. Pero empezó secundaria,y poco a poco nos fuimos distanciando, hasta el punto de juntarnos en bandas callejeras enemigas. Hace unos días, el jefe de la mía se enteró de que conocía a Hugh, y concertó una pelea, aunque no estoy muy seguro de si quiero hacerla.

Mi jefe, al ver que no nos movemos, empieza a cabrearse, y si se cabrea, será mucho peor los estragos que hará en mí, mucho peor que esta pelea, por lo que doy el primer paso: hago un movimiento rápido, y él , que no está preparado, se percata en el último momento y se aparta a la izquierda, por lo que mi navaja hiere su brazo. Los chicos animan aún más, mi jefe ríe y en los ojos de Hugh veo cómo se refleja su ira. Da un paso adelante, y la navaja queda en mi hombro.

Seguimos así  no sé si durante segundos, minutos u horas, y se me hace eterno; pero llegamos a un punto en el que nos estamos desangrando; hay un silencio inusual, esperando a que alguno sentencie la muerte del otro. Noto cómo la sangre baja por mis labios, sé que tengo múltiples heridas, pero en este momento ni las noto.

Adelanto el pie y consigo clavar la cuchilla en su pecho, y él, después de mirar la navaja, me lanza una mirada que me desgarra, mientras cae hacia atrás, desplomado. Y yo, a la vez que cae una lágrima por mi mejilla, noto cómo todo lo que quedaba de mí humano, se desvanece. Miro mi navaja y la clavo en mi corazón, cierro los ojos y espero, tan sólo espero.