Bienvenidos a esta lección de escritura

Abrimos este blog , que es una puerta a vuestras inquietudes. Hay que leer mucho y escribir y echarle todo el cuento del mundo. Abrid todas las ventanas. A vuestra edad la imaginación tiene las alas más largas.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

TAN SOLO ESPERO

Nos encontrábamos él y yo. Notaba cómo la adrenalina circulaba por todo mi cuerpo, acelerándose también el ritmo cardíaco y la respiración. Escuchaba a los chicos de ambas bandas, incitándonos a pelear entre nosotros. Veía cómo se movía de un lado a otro, intentando percibir algún punto flaco en mi cuerpo. Estaba asustado. No entiendo cómo he llegado aquí.

Hace algunos años, Hugh y yo éramos buenos amigos. Íbamos juntos a la escuela, a veces quedábamos en casa de uno u otro; lo pasábamos bien. Pero empezó secundaria,y poco a poco nos fuimos distanciando, hasta el punto de juntarnos en bandas callejeras enemigas. Hace unos días, el jefe de la mía se enteró de que conocía a Hugh, y concertó una pelea, aunque no estoy muy seguro de si quiero hacerla.

Mi jefe, al ver que no nos movemos, empieza a cabrearse, y si se cabrea, será mucho peor los estragos que hará en mí, mucho peor que esta pelea, por lo que doy el primer paso: hago un movimiento rápido, y él , que no está preparado, se percata en el último momento y se aparta a la izquierda, por lo que mi navaja hiere su brazo. Los chicos animan aún más, mi jefe ríe y en los ojos de Hugh veo cómo se refleja su ira. Da un paso adelante, y la navaja queda en mi hombro.

Seguimos así  no sé si durante segundos, minutos u horas, y se me hace eterno; pero llegamos a un punto en el que nos estamos desangrando; hay un silencio inusual, esperando a que alguno sentencie la muerte del otro. Noto cómo la sangre baja por mis labios, sé que tengo múltiples heridas, pero en este momento ni las noto.

Adelanto el pie y consigo clavar la cuchilla en su pecho, y él, después de mirar la navaja, me lanza una mirada que me desgarra, mientras cae hacia atrás, desplomado. Y yo, a la vez que cae una lágrima por mi mejilla, noto cómo todo lo que quedaba de mí humano, se desvanece. Miro mi navaja y la clavo en mi corazón, cierro los ojos y espero, tan sólo espero.